Una pintura minimalista de una figura serena pero formidable vestida de negro, sosteniendo una guadaña. Ella está de pie en un paisaje árido donde los restos de lo antiguo están esparcidos, significando el fin de un ciclo. A lo lejos, los primeros rayos de un nuevo amanecer iluminan el horizonte, simbolizando el renacimiento y la renovación. Un fénix surge de las cenizas, encarnando el tema de la transformación y la naturaleza cíclica de la vida y la muerte. Las flores florecen alrededor del fénix, representando nuevos comienzos que emergen de los finales.