Una fotografía realista de Nanatsume Onna, un yokai misterioso del folclore japonés conocido por robar las pertenencias de las personas. Se la representa como una mujer alta y espeluznante con siete ojos brillantes dispuestos de manera antinatural en su rostro y frente, cada ojo emitiendo una luz fría y sobrenatural. Su expresión es una mezcla de astucia y malicia, con una ligera sonrisa. Lleva un kimono desgastado que fluye con el viento, enfatizando su presencia fantasmal. Una de sus manos está extendida, sosteniendo un pequeño objeto robado, mientras que la otra se oculta detrás de su espalda como si estuviera ocultando más. El fondo es un camino forestal sombrío al atardecer, con una tenue luz de luna filtrándose a través de los árboles, creando una atmósfera de suspense y desasosiego. La figura completa es visible, destacando su inquietante y sobrenatural apariencia.