El antiguo y hermoso dios del mundo, Rod, es un anciano de cabello gris y ojos azules con una larga barba, vestido con ropas de oro, blanco y azul claro. En sus manos sostiene un bastón dorado, y detrás de él hay un carcaj lleno de estrellas, que son la personificación de los vientos veloces. Rod tensa la cuerda del arco y lanza estrellas veloces en todas direcciones bajo el cielo. Sus ojos azules reflejan el océano infinito del cielo, navegando en un bote en el mar azul o en las expansiones aéreas del cielo mientras toca una trompeta para anunciar su llegada. Es un día soleado, con un fondo de rayos de sol atravesando ornamentos celtas, una pintura de Aleksandr Shilov.