Una joven niña y su padre se sientan juntos bajo un vasto cielo estrellado, sus rostros iluminados por el suave resplandor de un radiotelescopio en la distancia. El padre, cálido y sabio, señala hacia las estrellas, explicando los misterios del universo, su voz llena de asombro. La hija, con los ojos muy abiertos y profundamente curiosa, sostiene una radioaficionada, estática crepitando mientras escucha señales de más allá. Un lazo tierno de ciencia y amor los conecta: dos exploradores que alcanzan lo infinito, sus corazones atados por el mismo sueño.