Una mujer china antigua y serena, con una apariencia elegante pero marcada por el clima, se encuentra en un camino montañoso nevado rodeada de bandidos ásperos. Su largo cabello oscuro es agitado por el viento, cubriendo parcialmente su rostro, y su túnica tradicional en capas muestra signos de viaje y lucha. Una iluminación noir en blanco y negro proyecta sombras profundas sobre su expresión tranquila pero vigilante—ojos entrecerrados en alerta, labios apretados en una silenciosa resistencia. Los bandidos de montaña, envueltos en telas ásperas y armaduras desiguales, se ciernen detrás de ella con armas indistintas medio visibles a través de la niebla. Copos de nieve cuelgan congelados en el aire. Capturado en un estilo de novela gráfica neo-noir: texturas de tinta y acuarela, detalles de lápiz en sus túnicas y rostros, un tenue resplandor de un farol distante reflejado débilmente en sus ojos.