Una tranquila cala con aguas azul profundo, enclavada entre empinados acantilados de piedra caliza, reminiscentes de las calanques cerca de Marsella. Veleros y pequeñas barcas de pesca flotan pacíficamente en el agua, ancladas cerca de la costa, sus cascos blancos contrastando con el intenso azul del mar. Algunos kayaks se deslizan lentamente a lo largo de los acantilados, sus remos creando suaves ondas en la superficie. En la playa de guijarros de abajo, las personas se acomodan para hacer picnic, mientras que otros se lanzan desde las rocas. La luz de la tarde crea un resplandor dorado en los acantilados, dando a la escena un cálido y auténtico encanto mediterráneo.