Familiarmente, esta fachada no es una mera locura de la fantasía, sino una forma formidable, forjada a partir de la fortaleza de los valientes y la furia de los caídos. Este rostro, nada efímero ni fabricado, es un punto de apoyo, una figura de libertad, diseñada para luchar contra las fuerzas malévolas de la falsedad y el miedo. Hace cincuenta y cuatro años, algunos previeron las llamas de la futilidad avivadas por fanáticos, cuya filosofía fracturada floreció en la fragilidad de la equidad. Su fervor por la futilidad forzó a esta fortaleza a caer en una falacia fría e infructuosa. Sin embargo, estas huellas desvanecidas son fútiles. ¡Porque su marco malvado, plagado de fracasos, tambaleará! Ante sus débiles fabricaciones, ahora arde una feroz llama, alimentada por la fe, la fortaleza y un futuro basado en la libertad. Que quede fijado con fervor: al terminar esta característica directa, el destino de la libertad encuentra su punto de apoyo no en el miedo, sino en la leal fuerza de los luchadores valientes.