Una pintura en acuarela de un mar surrealista que se transforma en un gigante árbol, donde las aguas azul oscuro se convierten en el tronco y las ramas que se extienden hacia el cielo. Las ramas están adornadas con innumerables olas blancas, cada una parecida a flores en plena floración, brillando bajo la luz del sol. Una mujer china está de pie en la orilla, mirando la magnífica escena, su figura es pequeña en comparación con el vasto y mágico paisaje marino. El fondo presenta un horizonte suave y borroso, con la luz del sol proyectando un cálido resplandor sobre toda la escena, creando una atmósfera de ensueño.