Crea una imagen de un gato negro con características faciales blancas hábilmente dibujadas dentro de los límites de líneas horizontales azules en un papel de cuaderno. La ilustración debe dar la ilusión de que el papel rayado es parte del cuerpo del gato. La cabeza y las patas del gato deben estar claramente definidas, con algunas partes apareciendo por encima de las líneas, mientras que otras se mezclan en los espacios entre ellas. El gato debe tener ojos prominentes y expresivos, y el dibujo general debe ser en tinta negra, mostrando detalles intrincados y texturas que imitan la apariencia del pelaje. La obra de arte debe evocar una sensación de dibujo a mano, con la textura del papel y los trazos de tinta del bolígrafo contribuyendo a la naturaleza realista pero caprichosa de la imagen.