Un vasto y ardiente atardecer steampunk, con una ciudad de engranajes que se ve diminuta ante el inmenso cielo. Las agujas de la ciudad se elevan hacia los cielos, pero son eclipsadas por los tonos ardientes del sol agonizante. Los dirigibles, con sus velas ondeando al viento, se deslizan por el cielo, proyectando sombras que bailan sobre el paisaje urbano. El atardecer es capturado a través de una cámara vintage, su carcasa de latón reflejando los tonos ardientes del cielo. La imagen está ligeramente borrosa, como si la cámara estuviera luchando por capturar la pura belleza y grandeza de la escena. El atardecer se representa como una serie de engranajes y ruedas dentadas, cada una representando un color y una intensidad diferentes de la luz decreciente. Estos engranajes y ruedas son tan grandes y tan intrincados que hacen que la ciudad de abajo parezca insignificante, creando una sensación de escala abrumadora. El espectador se siente insignificante, pero al mismo tiempo conectado a algo verdaderamente magnífico.